Al dorso de tus encantos /[ES/En]/ On the back of your enchantments

Una de las áreas más sensuales del cuerpo humano es la espalda. Se disfruta observarla, acariciarla, pellizcarla y hasta morderla. Sin embargo, mucha gente no le da importancia a su cuidado o desconoce cómo estimularla adecuadamente.
La espalda sirve para sostener el cuerpo y facilitar su movimiento; contribuye a mantener el centro de gravedad y protege la médula espinal. Para ello necesita huesos muy resistentes y músculos potentes, que a la vez deben ser flexibles y de rápida respuesta ante la variedad de acciones que un cuerpo realiza, especialmente en el acto sexual.
Según criterios antropológicos, la explicación a que nos gusten tanto las espaldas anchas (sobre todo en hombres) puede venir de la antigüedad, cuando las tribus nómadas dependían de la capacidad de carga de sus integrantes jóvenes para acarrear alimentos y transportar a los más pequeños o débiles.
La columna tiene 33 vértebras, sostenidas por un sistema de músculos y ligamentos que se contraen y expanden para compensar los movimientos del resto del organismo. Además, son huecas en su interior para proteger a la médula espinal. Solo 24 vértebras son independientes (cervicales, dorsales y lumbares). Las cinco sacras y las cuatro coccígeas están fusionadas, por lo que su movilidad depende del entrenamiento de los músculos que las rodean, algo para recordar cuando se intenta copiar posturas, gestos y movimientos no comunes.
La epidermis de la espalda es resistente y aun así muy sensible. Cada persona tiene áreas en las que el roce de una mano u objeto resulta muy agradable, y otras en las que le produce sensaciones irritantes. Es conveniente alertar a la pareja de esas peculiaridades para evitarse cosquillas molestas y potenciar buenos estímulos, que llegan, incluso, a desencadenar respuestas orgásmicas.
Curiosamente, la espalda es el sitio más desprotegido del cuerpo humano. La posición erecta que adoptaron los primeros homínidos motivó el desarrollo de una cultura que en sus interacciones favorece el «cara a cara», por lo que inclinarse para ofrecer la espalda y perder la alerta visual es prueba de humillación o de mucha confianza.
A nivel simbólico, tocarla con afecto o abrazarla es un acto de apoyo y protección, especialmente si ocurre a la altura de los hombros y vértebras dorsales. Cuando el roce baja a la cintura tiene un componente erótico: es un mensaje de atracción o de «posesión» que se emite hacia otras personas. Si esas señales no son claras, tal manoseo puede conducir a equívocos. Corresponde a los adultos educar sin alarmar desde la infancia para que ese contacto sea siempre consciente y no violente la autonomía corporal.

One of the most sensual areas of the human body is the back. It is enjoyable to look at it, caress it, pinch it and even bite it. However, many people do not give importance to its care or do not know how to stimulate it properly.
The back serves to support the body and facilitate its movement; it helps maintain the center of gravity and protects the spinal cord. For this it needs very strong bones and powerful muscles, which at the same time must be flexible and quick to respond to the variety of actions that a body performs, especially in the sexual act.
According to anthropological criteria, the explanation for the fact that we like broad backs so much (especially in men) may come from ancient times, when nomadic tribes depended on the carrying capacity of their young members to carry food and transport the smaller or weaker ones.
The spine has 33 vertebrae, supported by a system of muscles and ligaments that contract and expand to compensate for the movements of the rest of the body. They are also hollow inside to protect the spinal cord. Only 24 vertebrae are independent (cervical, dorsal and lumbar). The five sacral and four coccygeal vertebrae are fused, so their mobility depends on the training of the muscles surrounding them, something to remember when trying to copy uncommon postures, gestures and movements.
The epidermis of the back is tough and yet very sensitive. Each person has areas in which the rubbing of a hand or object is very pleasant, and others in which it produces irritating sensations. It is convenient to alert the partner of these peculiarities to avoid annoying tickling and to enhance good stimuli, which can even trigger orgasmic responses.
Curiously, the back is the most unprotected part of the human body. The erect position adopted by the first hominids led to the development of a culture that favors "face-to-face" interactions, so that bending down to offer the back and losing visual alertness is evidence of humiliation or of great confidence.
On a symbolic level, touching her with affection or hugging her is an act of support and protection, especially if it occurs at the level of the shoulders and dorsal vertebrae. When the touching goes down to the waist, it has an erotic component: it is a message of attraction or "possession" that is emitted towards other people. If these signals are not clear, such touching can lead to misunderstandings. It is up to adults to educate without alarming from childhood so that this contact is always conscious and does not violate bodily autonomy.

La sensualidad de las espaldas ha sido recreada en el arte con tonos nostálgicos

Moda

La obsesión por la espalda ha llegado a las artes de muchas maneras. Las más extremas son los tatuajes y excavaciones de la dermis con fines estéticos; algunos tan pretensiosos como el de un hombre que por más de dos años se prestó a ser tatuado por un artista belga y luego hizo un trato por 150 000 euros con un coleccionista de arte alemán. Mientras viva, deberá exponer al menos tres veces al año la «obra», que al morir le será arrancada para mostrar en galerías de arte. La historia motivó un filme que fue nominado al Oscar: El hombre que vendió su piel.
Otros artistas se conforman con plasmar en paredes o lienzos su visión de espaldas femeninas, masculinas o angelicales… con un mensaje sentimental que casi siempre apunta a nostalgia, vulnerabilidad o autoobservación, acentuado por la naturaleza del entorno y el juego de luces y tonos empleados.
También la industria de la moda explota la sensualidad de las escápulas y la curva baja de la columna, creando vestuarios y accesorios que le ayuden a resaltar más por lo que muestra que por lo que cubre. Sobre alfombras rojas, modelos y artistas compiten con escotes que alargan sus límites hasta donde la espalda pierde su nombre para convertirse en protagonista de muchas fantasías, transformando la insinuación en seducción.
Esa pasión también la explotan otras industrias que promueven ropa de baño, lencería, cremas, aceites, protectores solares, masajes, vibradores, tónicos, guantes para exfoliar… cualquier recurso que exalte forma y textura del área más extensa que puede exhibirse en la sociedad moderna sin retar al decoro.
En cuanto a su valor erótico, los tratados antiguos y modernos coinciden en que la práctica es la madre de la experticia: atrévete a mapear las zonas placenteras de la espalda de tu pareja y permite que recorran las tuyas sin apremio ni segunda intención, solo por el placer de una caricia, un beso, una ligera presión que libere tus músculos del peso del día…
Aun si no hay nadie cerca, estimula tu espalda con duchas que alternen agua fría y caliente; haz estiramientos y ejercicios como yoga o natación; consume alimentos adecuados, y usa ropa que no restrinja tu movilidad ni respiración y ten buenos hábitos de postura corporal

Fashion

The obsession with the back has reached the arts in many ways. The most extreme are the tattoos and excavations of the dermis for aesthetic purposes; some as pretentious as that of a man who for more than two years lent himself to be tattooed by a Belgian artist and then made a deal for 150,000 euros with a German art collector. As long as he lives, he must exhibit the "work" at least three times a year, and when he dies, it will be taken away from him to be shown in art galleries. The story motivated a film that was nominated for an Oscar: The Man Who Sold His Skin.
Other artists are content to capture on walls or canvases their vision of feminine, masculine or angelic backs... with a sentimental message that almost always points to nostalgia, vulnerability or self-observation, accentuated by the nature of the environment and the play of light and tones used.
The fashion industry also exploits the sensuality of the scapulae and the low curve of the spine, creating outfits and accessories that help you stand out more for what you show than for what you cover. On red carpets, models and artists compete with necklines that stretch their limits to where the back loses its name to become the protagonist of many fantasies, transforming insinuation into seduction.
This passion is also exploited by other industries that promote swimwear, lingerie, creams, oils, sunscreens, massages, vibrators, tonics, exfoliating gloves... any resource that exalts the shape and texture of the most extensive area that can be exhibited in modern society without challenging decorum.
As for its erotic value, ancient and modern treatises agree that practice is the mother of expertise: dare to map the pleasurable areas of your partner's back and allow them to travel over yours without pressure or ulterior motives, just for the pleasure of a caress, a kiss, a light pressure that frees your muscles from the weight of the day....
Even if no one is around, stimulate your back with showers that alternate hot and cold water; do stretching and exercises such as yoga or swimming; eat the right foods, and wear clothes that do not restrict your mobility or breathing and have good posture habits.